Boris Becker: Su legado en el tenis y su impacto en Chile
El Boris Becker, tenista alemán que revolucionó el tenis en los años 80 con su juego agresivo y su juventud audaz. También conocido como el chico prodigio de Wimbledon, fue el jugador más joven en ganar ese torneo, con solo 17 años. Su estilo, lleno de saques potentes y volleys espectaculares, cambió la forma en que se jugaba en la hierba y dejó una huella que aún se siente en las canchas de todo el mundo.
Becker no solo ganó títulos: ganó admiración. Su rivalidad con players como Stefan Edberg y Pete Sampras definió una era. Pero su impacto no se limita a los Grand Slams. En Chile, donde el tenis ha tenido figuras como Alejandro Tabilo y Marcelo Ríos, su nombre aparece en conversaciones de fans que recuerdan cómo se jugaba antes de las raquetas de carbono y los partidos en televisión en vivo. Muchos jóvenes que hoy siguen a Tabilo en Shanghai o a Zverev en el US Open vieron en Becker el ejemplo de cómo un jugador puede luchar contra todo, incluso cuando las probabilidades están en su contra.
Lo que muchos no recuerdan es que Becker también tuvo una conexión indirecta con el fútbol chileno. En 2025, cuando Universidad de Chile avanzó a semifinales de la Copa Sudamericana, algunos comentaristas compararon la actitud de Javier Altamirano en la cancha con la de Becker: esa misma determinación, ese no rendirse ante el marcador. No es casualidad. En tiempos donde el deporte chileno busca referentes de coraje, Becker sigue siendo un modelo: no por su título, sino por su espíritu. Su caída en los 90, sus problemas personales, su regreso como entrenador —todo eso lo convierte en una figura humana, no solo deportiva.
En este espacio, encontrarás noticias que, aunque no hablan directamente de él, lo mencionan en el contexto del tenis moderno. Sabes que Novak Djokovic sigue jugando hasta 2027, y que Mark Knowles lo defiende como un ícono. Pero detrás de cada gran jugador actual, hay un Becker que abrió puertas. Aquí no hay artículos sobre su vida privada ni sus juicios. Solo lo que importa: cómo su legado vive en cada saque, cada volée, cada partido que se juega con pasión.