Boris Becker advierte sobre la hegemonía de Alcaraz y Sinner en el tenis masculino

Boris Becker advierte sobre la hegemonía de Alcaraz y Sinner en el tenis masculino
Renata Sánchez Egaña 26 sep 2025 0 Comentarios

Cuando un mito del tenis como Boris Becker abre la boca, el mundo presta atención. En una entrevista reciente con dpa, el ex campeón de seis Grand Slams no se guardó nada: describió el tenis masculino como un escenario donde dos jóvenes están aplastando a todo el resto y donde la mayoría parece conformarse con papeles secundarios. ¿Qué está pasando con la competencia que siempre alimentó este deporte?

La crítica de Becker

Becker empezó con una observación que no muchos se atreven a decir en directo: "Alcaraz y Sinner están dominando de forma clara y yo no entiendo por qué." Para él, la brecha entre esos dos y el resto del grupo es "increíble". El alemán no sólo señaló la diferencia de nivel, sino que lanzó una provocación directa a los demás top tenistas. "¿Dónde están los demás?" preguntó, apuntando a figuras como Alexander Zverev, Novak Djokovic y Taylor Fritz, a quienes describió como "contentos con ser los segundos o terceros".

Según Becker, la mentalidad de «cuartos de final son suficientes» está destruyendo el corazón competitivo del deporte. «Alguien que quiere ser el mejor del mundo no puede conformarse con semifinales», insistió. El mensaje es claro: la ambición debe volver a ser la fuerza motriz de cada jugador, no la complacencia de llegar a una ronda cualquiera.

Incluso Djokovic, el 24‑veces campeón de majors, ha reconocido que Alcaraz y Sinner son los mejores del momento. Tras perder contra Alcaraz, el serbio declaró: "Estos dos jugadores son los mejores del mundo ahora". Para Becker, ese reconocimiento desde la cima confirma que el desequilibrio no es una percepción, sino una realidad innegable.

El panorama del tenis en 2025

El panorama del tenis en 2025

El año 2025 ha puesto en bandeja perfecta la preocupación de Becker. Alcaraz, de 22 años, y Sinner, de 24, se han enfrentado en tres de las cuatro finales de Grand Slam. En Australia, Sinner se llevó su segundo título consecutivo al batir a Zverev en sets descuidados. En Roland Garros, Alcaraz defendió su corona en una épica batalla de cinco sets contra Sinner que dejó al público sin aliento.

Este dominio no solo se refleja en los resultados, sino también en la percepción de los aficionados. Los foros y redes sociales están llenos de debates que comparan esta rivalidad con duelos históricos como Borg–McEnroe o Federer–Nadal. Sin embargo, el punto que subraya Becker es que una rivalidad tan intensa necesita rivales que la desafíen. Cuando el resto del tour se conforma con rondas de cuartos o semifinales, el espectáculo pierde matices.

Otro aspecto que preocupa a Becker es la falta de «paternidad» de los jugadores veteranos. Zverev, a sus 28 años, ha mostrado destellos de grandeza, pero según el alemán, su reciente derrota frente a Sinner (6‑3, 6‑4, 7‑6) evidencia que aún no ha logrado romper la barrera psicológica. Por su parte, Fritz, con su juego agresivo, parece mucho más interesado en consolidarse como un jugador sólido que en lanzar una ofensiva contra los líderes.

El llamado a la acción de Becker no es solo para los jugadores, también incide en entrenadores, directivos y patrocinadores. Todos ellos forman parte del ecosistema que puede incentivar —o desalentar— la competitividad. La pregunta que plantea el ex campeón es: ¿estamos alimentando una cultura de «suficiente» en lugar de una de «excelencia»?

En la práctica, esto implicaría cambios en la planificación de temporadas, mayor énfasis en la preparación mental y quizás una revisión de los incentivos económicos que actualmente premian la constancia más que la conquista de títulos. Un sistema que premie la aparición en cuartos de final con premios sustanciales podría estar generando la complacencia que Becker denuncia.

Mientras tanto, la audiencia global del tenis observa y pregunta si el espectáculo volverá a ser impredecible. Las plataformas de streaming y los derechos de transmisión están en juego, y una competición estrecha es lo que mantiene los números altos. Si la hegemonía de Alcaraz y Sinner persiste sin rivales fuertes, el riesgo es que los espectadores pierdan interés, tal como Becker temía.

En conclusión, la voz de Boris Becker añade una capa de urgencia al debate sobre el futuro del tenis masculino. Sus palabras son una invitación a que los jugadores, y todos los involucrados en el deporte, vuelvan a perseguir la excelencia con la misma ferocidad con la que los jóvenes están conquistando los majors. Sólo así, según él, el tenis podrá mantener su esencia competitiva y seguir emocionando a las generaciones venideras.