El mundo pone su mirada en Río de Janeiro, donde la decimonovena cumbre del G20 se inicia con un énfasis particular en construir un planeta más justo y sostenible. Este evento, de enorme relevancia internacional, agrupa a líderes de las 19 economías más poderosas del mundo junto con representantes de la Unión Africana y la Unión Europea. Todos ellos se reúnen bajo el tema 'Construir un Mundo Justo y un Planeta Sostenible'. La cumbre se enfoca en problemas críticos como la inclusión social, la lucha contra el hambre, la transición energética y el desarrollo sostenible, además de considerar reformas en las instituciones de gobernanza global.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien preside este trascendental evento, ha sido un ferviente defensor de los temas escogidos. Su liderazgo en la cumbre y el enfoque adicional en la inclusión social reflejan las crecientes necesidades de enfrentar la creciente brecha de desigualdad a nivel global. La transición hacia una energía sustentable también es crucial, especialmente en un momento en que el cambio climático continúa acaparando la atención internacional. Además, la cumbre busca revitalizar las instituciones globales desactualizadas, buscando formas más inclusivas y eficaces de tomar decisiones que afectan a todo el mundo.
La cumbre, sin embargo, tendrá que proceder sin la presencia de algunos líderes claves. El presidente ruso, Vladimir Putin, aunque en un principio había mostrado intención de asistir, posteriormente señaló que su presencia podría interrumpir el trabajo del grupo, optando por no estar presente. Tampoco asistirán el presidente chino Xi Jinping ni el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, decisiones que podrían reflejar complejidades políticas internas o diferencias estratégicas en las agendas internacionales de sus países.
La cumbre no es solo la reunión de estos días en Río, sino el clímax de un extenso año de preparación. A lo largo de 2024, más de cien reuniones y grupos de trabajo se han celebrado en distintas ciudades brasileñas. Temas como el empleo, la salud y el cambio climático han sido discutidos en profundidad, estableciendo un terreno fértil de dialogo que ahora busca fructificar en consenso en la cumbre. Todos estos encuentros alimentan la esperanza de que pueda encontrarse un camino común que satisfaga las diversas necesidades de los países participantes y que pueda establecer un liderazgo compartido hacia un futuro mejor y más equitativo.
Para Brasil, ser anfitrión de la cumbre del G20 es una oportunidad histórica. Es la primera vez que el país sudamericano ocupa esta posición, y su gobierno ve esto como una plataforma estratégica para fortalecer su influencia en la arena global. Lula da Silva, conocido por su experiencia y habilidades diplomáticas, juega un papel crucial como mediador entre intereses tanto del Hemisferio Norte como del Sur. Su misión es lograr que las voces de las economías emergentes sean escuchadas con igual importancia que las de las potencias tradicionales, realzando así un enfoque más equilibrado en la política internacional.
El fin de la cumbre está programado para el 19 de noviembre de 2024 y se espera concluir con una Declaración de Líderes. Este documento permitirá sentar las bases de los compromisos que los países asistentes estén dispuestos a asumir en relación a los temas priorizados durante el encuentro. La declaración tiene el potencial de establecer un nuevo marco de cooperación global que promueva la justicia social y un desarrollo ecológico. Sin embargo, el resultado dependerá de las negociaciones y el consenso alcanzado ante los diversos intereses que, sin duda, se presentarán en la mesa de discusión.