El pasado miércoles por la noche se registró un sismo de magnitud 6.3 en la zona noroccidental de Venezuela, justo a 27 kilómetros al noreste de Mene Grande, en el estado Zulia. El movimiento telúrico, con una profundidad de apenas 14 km, provocó una fuerte sacudida que se extendió hasta gran parte de Sudamérica. Sin embargo, pese a la magnitud y la poca profundidad, las autoridades colombianas confirmaron que no existe peligro de tsunami para sus costas.
Detalles del sismo y su magnitud
Según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), el terremoto alcanzó una intensidad máxima de VIII en la escala de Mercalli Modificada, lo que se traduce en daños severos en estructuras mal reforzadas y una sensación muy violenta para la población. El hecho de que la ruptura ocurriera a tan poca profundidad amplificó el temblor, ya que la energía se transmite con menos disipación a la superficie.
Un total de 23 estaciones sísmicas registraron el evento, lo que permitió a los expertos construir un mapa detallado de la propagación de las ondas. Los temblores se sintieron en ciudades de Colombia, Perú, Ecuador y hasta en partes de Brasil, generando una ola de preocupación inicial sobre posibles efectos secundarios, como un tsunami.
El terremoto Venezuela 2025 se destaca como uno de los eventos sísmicos más relevantes en la zona fronteriza entre Venezuela y Colombia en los últimos años. Aunque la región no es tan activa como la zona del Pacífico, la presencia de fallas intraplaca puede producir sismos de esta magnitud de forma esporádica.
Respuesta de autoridades y evaluación del riesgo de tsunami
Tras la sacudida, el USGS emitió una alerta provisional de tsunami, basada en la combinación de magnitud y profundidad que, en algunos casos, puede generar desplazamientos de agua peligrosos. Sin embargo, minutos después, los análisis de los datos sísmicos y de mareas descartaron cualquier anomalía en el nivel del mar.
El Instituto Colombiano de Volcanes (Involcan) y la Armada Nacional colaboraron con sus homólogos venezolanos para monitorear el nivel de las aguas en la costa del Caribe. Los boyas y radares no indicaron cambios significativos y, por tanto, la alerta fue levantada en cuestión de horas.
Las autoridades colombianas, a través del Ministerio de Defensa y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), informaron a la población que no había necesidad de medidas de evacuación ni de activar protocolos de emergencia costera. Al mismo tiempo, instaron a la ciudadanía a mantenerse atenta a posibles réplicas, que suelen ser más frecuentes en los primeros días tras un sismo de estas características.
En Venezuela, el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) emitió un comunicado similar, recomendando revisar la integridad estructural de viviendas y edificios, especialmente en áreas rurales donde la construcción es más vulnerable.
El seguimiento continuará durante las próximas 48‑72 horas, periodo en el que se espera que la mayor parte de las réplicas se presenten. Tanto en Colombia como en Venezuela, los centros de monitoreo sísmico mantienen sus estaciones operativas, listos para emitir cualquier alerta adicional si la actividad lo justifica.
En resumen, aunque el temblor de magnitud 6.3 sacudió a la región y provocó inquietud en varios países, la evaluación científica y la respuesta coordinada de las autoridades han demostrado que el riesgo de tsunami para Colombia es nulo. La prioridad ahora es reforzar la conciencia sísmica y asegurar que la población conozca los protocolos de seguridad ante futuros eventos similares.