Taser en Carabineros: Gobierno autoriza su uso y arranca plan piloto con foco en VIF y resguardo policial

Taser en Carabineros: Gobierno autoriza su uso y arranca plan piloto con foco en VIF y resguardo policial
Renata Sánchez Egaña 27 ago 2025 0 Comentarios

Qué cambia con la autorización

Carabineros recibió luz verde del Gobierno para usar pistolas de descarga eléctrica Axon Taser X2, un paso que la institución venía pidiendo desde hace meses y que se retrasó por gestiones administrativas. La autorización llegó tras el ingreso formal de la solicitud a la Subsecretaría de Prevención del Delito el 18 de agosto de 2025 y la respuesta favorable esa misma semana. Con esto, se destraba el plan que inicialmente se pensó para marzo de 2025, pero que quedó en pausa, y se abre un despliegue en fases con protocolos específicos.

El plan piloto arrancará con 30 equipos que Carabineros compró en 2018 y nunca llegó a poner en la calle. Cada dispositivo cuesta cerca de 500 mil pesos. Se usarán en unidades territoriales con personal entrenado, y quedan fuera, por ahora, las unidades de Control de Orden Público (COP). La idea es simple: probar en terreno, medir resultados, ajustar procedimientos y, si todo marcha bien, escalar a un uso más amplio antes de fin de año.

La decisión se tomó en medio de críticas por la demora y de un clima de mayor tensión tras episodios de agresiones a policías, incluido un caso reciente con arma blanca contra un carabinero. El delegado presidencial de la Región Metropolitana, Gonzalo Durán, confirmó que el piloto irá de la mano de instructivos claros y graduación del uso de la fuerza. El gobernador Claudio Orrego, que venía presionando para apurar el proceso, valoró el avance pero pidió que no se pierda tiempo en la implementación.

¿Cómo funcionan estos dispositivos? Las pistolas Axon X2 disparan dos dardos conectados por cables que transmiten una descarga eléctrica de corta duración. No son armas letales, pero no son inocuas. Su objetivo es inmovilizar a una persona que representa una amenaza inmediata para terceros o para funcionarios policiales, y hacerlo a distancia para reducir el riesgo de lesiones por contacto físico.

En un inicio, el uso se pensó principalmente para procedimientos de violencia intrafamiliar (VIF), uno de los escenarios más frecuentes y delicados para Carabineros, donde hay riesgo de escalada rápida y víctimas en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, la general Claudia Carrasco aclaró en marzo que el empleo no quedaría restringido a VIF y que también podría considerarse dentro del plan cuadrante de seguridad preventiva. El piloto, de todos modos, priorizará su aplicación cuando exista peligro real para la integridad de terceros o de los propios funcionarios.

La discusión no es nueva. La Unidad Asesora para la Reforma de Carabineros ya había planteado preguntas sobre el alcance, la fiscalización y la trazabilidad del uso de estas armas. El avance de ahora responde a ese debate: hay autorización, pero condicionada a protocolos, control interno y registro de cada activación.

Protocolos, controversias y plazos

Protocolos, controversias y plazos

La Subsecretaría de Prevención del Delito y Carabineros afinan los protocolos operativos. La versión que dejó la institución antes del retraso señalaba que estarían listos en febrero para iniciar la práctica en marzo. Con la autorización recién confirmada, esa hoja de ruta se movió, pero la meta de un despliegue progresivo durante 2025 sigue en pie. El piloto buscará cerrar brechas: formar instructores, estandarizar criterios de uso y evaluar con datos.

¿Cuándo se puede usar una pistola de descarga eléctrica? Carabineros insiste en que será una herramienta excepcional, no de rutina. Los criterios centrales que se manejan son:

  • Riesgo inminente para terceros o para el funcionario policial.
  • Resistencia activa o violenta que impida el control con medios menos invasivos.
  • Contextos de VIF y otras atenciones de alto riesgo en espacios cerrados.
  • Uso prohibido a modo de castigo, intimidación o control de multitudes.

En la práctica, esto supone integrar las taser al Manual de Uso de la Fuerza de Carabineros con reglas de graduación: primero la verbalización, luego técnicas de control físico y, si no hay alternativa y el riesgo es alto, la activación. Cada evento deberá quedar registrado, con identificación del funcionario, hora, lugar, justificación y tipo de resultado. Ese registro será clave para auditorías internas y para responder ante eventuales reclamos ciudadanos.

Hay preguntas sobre salud y seguridad que no se pueden esquivar. Organismos internacionales y expertos en fuerza no letal coinciden en varios puntos de precaución: evitar disparos a la cabeza, cuello y zona del corazón; no repetir descargas de forma continuada; considerar riesgos adicionales en personas con condiciones cardíacas, bajo efectos de drogas o en caídas desde altura; y asegurar que, tras una descarga, la persona reciba evaluación médica si corresponde. El protocolo local tendrá que recoger estos estándares y dejar nítidos los límites.

La versión Axon X2 permite dos disparos sin recarga, útil si el primer cartucho no asegura el contacto adecuado o si hay más de una persona amenazante. Por lo mismo, la formación importa: puntería, distancia, lectura del entorno y coordinación entre los funcionarios. No se trata de “tener un dispositivo más”, sino de usarlo con criterio para evitar escalamientos y daños mayores.

El costo también está sobre la mesa. Con un valor unitario aproximado de 500 mil pesos para los equipos adquiridos en 2018, la expansión a más unidades implicará presupuesto para dispositivos, cartuchos, cámaras asociadas, formación y mantenimiento. El Gobierno ya abrió la puerta a nuevas compras; la prioridad, según fuentes del Ejecutivo, será equipar a equipos que responden de forma recurrente a VIF y a patrullajes en cuadrantes con mayores niveles de violencia.

En la interna de Carabineros, la exclusión del COP en esta etapa responde a una decisión prudente. Estas unidades trabajan en control de manifestaciones y escenarios masivos, terrenos donde el uso de descargas eléctricas abre un debate más complejo. El piloto se centra en atenciones policiales de proximidad y en procedimientos acotados, que permiten evaluar con más control los impactos y los riesgos.

El contexto político ayuda a entender los tiempos. La presión por dotar a Carabineros de herramientas intermedias creció con los ataques a funcionarios y el aumento de situaciones con armas blancas. A la vez, hay una línea roja institucional: no abrir flancos por uso desmedido de la fuerza. De ahí que la autorización llegue de la mano de supervisión y de una promesa de transparencia de datos.

Para quienes trabajan en primera línea en casos de violencia intrafamiliar, la expectativa es concreta: una herramienta que pueda controlar una agresión inminente sin llegar a un arma de fuego. Para organizaciones de derechos humanos, la clave estará en el cómo: formación, criterios claros, control externo y sanciones si hay abusos. Ambas miradas serán determinantes en la evaluación del piloto.

Para no perderse en el calendario, este es el trazo grueso del proceso:

  • 2018: Carabineros compra 30 Axon Taser X2. No se despliegan.
  • Marzo 2025 (plan original): se preveía iniciar uso acotado en VIF. El plan se retrasa por trámites.
  • 18 de agosto de 2025: Carabineros ingresa solicitud formal a la Subsecretaría de Prevención del Delito.
  • Agosto de 2025 (misma semana): el Gobierno responde favorablemente y autoriza compra y despliegue con protocolos.
  • Segundo semestre de 2025: arranque del plan piloto en unidades territoriales con personal especializado, con COP excluido.
  • Antes de fin de 2025: objetivo de implementación progresiva, sujeto a evaluación de resultados y ajustes de protocolo.

La implementación vendrá con lupa. Habrá que mirar tasas de uso, lesiones, reducción de lesiones a policías, resultados en VIF, número de descargas por evento, y cuántas veces el arma disuade sin necesidad de activación. Si esos indicadores muestran mejoras sin aumento de daños, el salto a un despliegue mayor tendrá más respaldo técnico y ciudadano.

En resumen, la decisión política ya está. Carabineros podrá usar taser en un marco acotado, con controles y prioridad en escenarios de mayor riesgo, especialmente violencia intrafamiliar. Lo que viene ahora es lo más complejo: convertir la autorización en práctica segura, medible y responsable en la calle.