Coqueteo: Cuando el juego de seducción se vuelve noticia
El coqueteo, una forma sutil de comunicación interpersonal que busca generar atracción sin compromiso inmediato. También conocido como juego de seducción, es algo que todos hemos hecho, visto o sufrido—y que, en muchos casos, termina en titulares. No es solo miradas prolongadas o comentarios picantes. El coqueteo es un lenguaje corporal, un tono de voz, un silencio que dice más que mil palabras. Y en Chile, donde la cultura es intensa y las redes sociales no perdonan, ese lenguaje se ha vuelto parte del espectáculo público.
Lo viste en el escándalo de Maite Orsini, una diputada cuyas supuestas aventuras amorosas fueron desgarradas en los medios, donde el coqueteo se convirtió en arma política. Lo viste en Marcianeke, el músico urbano que rompió en vivo, entre lágrimas, mientras respondía a rumores sobre su vida personal. En ambos casos, lo que empezó como un gesto privado se transformó en un juicio colectivo. El coqueteo, en la era digital, ya no se queda en la discoteca o en el bar. Se viraliza. Se interpreta. Se usa para atacar o para defender.
Y no es solo farándula. El coqueteo también está en la política, en el trabajo, en el deporte. Cuando un jugador como Javier Altamirano, mediocampista de la Universidad de Chile, se enfrenta a la directiva, ¿no hay también un coqueteo con la opinión pública? ¿No está tratando de ganar simpatía antes de pedir algo? En la economía, en la cultura, en el tenis—donde Novak Djokovic, el tenista que sigue jugando hasta 2027, domina con una mezcla de fuerza y carisma—el coqueteo es parte del juego. No se trata de engañar. Se trata de conectar, de influir, de sobrevivir en un mundo que premia la imagen.
Lo que encontrarás aquí no son solo historias de amor o chismes. Son casos reales donde el coqueteo dejó de ser privado y se convirtió en algo público, visible, analizado. Desde una transmisión en vivo que desató preocupación por la salud mental, hasta un empate en la Sudamericana donde la tensión entre equipos se sintió hasta en las gradas. Aquí no se habla de teorías. Se habla de lo que pasó, de lo que se dijo, de lo que se calló. Y cómo, en cada caso, el coqueteo fue el hilo invisible que lo unió todo.