Contaminación en Chile: ¿Cómo afecta nuestro aire, cielo y salud?
Contaminación, la presencia de sustancias o energías dañinas en el entorno que alteran su equilibrio natural. También conocida como degradación ambiental, no es solo el humo de las fábricas o los carros. En Chile, la contaminación tiene muchas caras: desde el aire tóxico en Santiago hasta el brillo artificial que apaga el cielo nocturno en Coquimbo. No es algo lejano. Lo vives cuando te despiertas con la garganta seca, cuando no ves las estrellas desde tu ventana, o cuando el ruido de la ciudad te impide dormir.
Contaminación lumínica, el exceso de luz artificial que oscurece el cielo nocturno y afecta a la vida silvestre y la salud humana es una de las formas más silenciosas y ignoradas. En Coquimbo, iniciativas como el "Apagón por Nuestro Cielo" no son solo bonitas: son necesarias. Tres observatorios ya tienen certificación Starlight, lo que significa que protegen el cielo para la ciencia, el turismo y las futuras generaciones. Pero en muchas ciudades, las luces de los centros comerciales, estadios y carreteras siguen encendidas toda la noche, sin control. ¿Sabías que más del 80% de los chilenos ya no ven la Vía Láctea desde su casa?
Calidad del aire, la medida de qué tan limpio o sucio está el aire que respiramos, especialmente en zonas urbanas es otro problema crónico. Santiago tiene días en los que el aire es tan malo que los niños no pueden salir a jugar, y los adultos con problemas respiratorios deben quedarse en casa. No es solo invierno. Aunque la lluvia limpia un poco, el problema vuelve. Las termoeléctricas, los vehículos antiguos y la quema de leña en los barrios populares siguen siendo las principales fuentes. Y nadie te dice cuánto tiempo estás expuesto cada día.
¿Y el ruido? También es contaminación
La contaminación no siempre se ve. A veces se oye. El ruido constante de tráfico, obras, bares y sirenas no es solo molesto: puede subir tu presión arterial, alterar tu sueño y hasta afectar tu memoria. En Santiago, los niveles de ruido superan los límites legales en más de la mitad de las zonas residenciales. Pero nadie mide el impacto en la salud mental. ¿Cuántas veces has tenido que gritar para hablar con alguien en la calle? Eso no es vida normal. Es contaminación auditiva, y también cuenta.
Lo que ves en estas noticias no son casos aislados. Son síntomas de un sistema que prioriza el crecimiento sobre la vida. Pero también son señales de que algo puede cambiar. Desde el apagón de luces en Coquimbo hasta las medidas para reducir emisiones en la Región Metropolitana, hay acciones reales que están empezando. No necesitas ser experto para ayudar. Apagar luces innecesarias, usar transporte público, o simplemente pedir que se controlen los ruidos en tu barrio ya es un paso. Porque la contaminación no es un problema de gobierno. Es un problema de todos nosotros. Y aquí, en esta colección, encuentras las historias reales de quienes lo están viviendo, luchando y cambiando.