Cine de terror
El cine de terror, un género que explora el miedo humano a través de historias que desafían la lógica y tocan lo más profundo de nuestras ansiedades. También conocido como cine de miedo, no solo busca asustar: revela lo que una sociedad no quiere mirar directamente. En Chile, este tipo de cine no es solo sangre y sustos. Es una ventana a lo que nos inquieta como país: el silencio, la soledad, la memoria olvidada, el abandono. No necesitas monstruos con garras si lo que te persigue es el eco de un pasado que nadie quiere recordar.
El cine independiente, un motor clave del terror chileno, permite contar historias que los estudios grandes ignoran por ser "demasiado oscuras" o "poco comerciales". Son películas hechas con poco presupuesto pero mucha alma, donde el miedo nace de la atmósfera, no de efectos especiales. Y el terror psicológico, la forma más sutil y duradera de asustar, se basa en lo que pasa dentro de la mente, no en lo que aparece en la pantalla. Es el susurro en la oscuridad, el rostro que no debes mirar, el silencio que se vuelve más ruidoso que cualquier grito. Estas películas no te hacen saltar del asiento: te quedas sentado, con la respiración cortada, preguntándote si lo que viste fue real o si lo llevas dentro desde siempre.
En Chile, el cine de terror no vive solo en festivales de barrio o salas pequeñas. Ha entrado en la conversación pública. Se habla de él en redes, se analiza en cafés, se comparte como un secreto entre amigos. Porque cuando una película te deja con ganas de encender la luz, no es solo por lo que viste, sino por lo que te recordó. Aquí abajo encontrarás historias reales de películas que marcaron, directores que rompieron reglas, y momentos que el país no olvidará. No son solo películas. Son espejos.